La educación concebida como un bien social y un derecho humano es una distinción propia de América latina, la cultura del resto del mundo en su inmensa mayoría traduce una concepción de la educación superior como un bien de mercado. En virtud de esto, lograr mantener la gratuidad en la educación superior alumbra un objetivo compartido con el conjunto de los pueblos de Latinoamérica.
A principios de siglo XX, en el marco de la reforma universitaria de 1918 comenzó a debatirse la gratuidad en la educación universitaria en Argentina; el contexto social de la época planteaba un país pujante, con corrientes migratorias y clases criollas crecientes que vieron la oportunidad de progreso personal y colectivo en el acceso al conocimiento y a la educación. A partir de esta valorización de la educación se tomó la iniciativa de que el estado la transformara en un derecho e hiciera el esfuerzo económico de respaldarla, no sólo en los niveles primarios y secundarios sino también en los niveles universitarios.
Durante muchos años aquella iniciativa fue sólo una expresión de deseo, luego se fue transformando en una conquista paulatina, hasta que en 1949 se estableció por decreto la gratuidad universitaria en la formación de grado. No obstante, recién en el año 2015 Argentina decidió votar una ley que ratifica la voluntad de brindar la gratuidad de los estudios de grado en las universidades públicas y el ingreso irrestricto al sistema universitario, de modo que todo aquel que tenga la disposición de hacer el esfuerzo para estudiar, pueda hacerlo.
Las modificaciones realizadas en la Ley de Educación Superior en cuanto a la gratuidad de los estudios, significan una gran responsabilidad y más aún en ésta época, donde la educación universitaria se ha masificado y el desafío consiste en sostener la calidad en la masividad, con fuerte vocación inclusiva. Para la Universidad Nacional de La Plata en particular, se trata de un logro histórico ya que fue una de las casas de estudio más comprometidas y que más ha trabajado para que se impulse ésta ley.
Quienes integramos la comunidad universitaria desde la enseñanza, la investigación y la gestión, debemos esforzarnos y asumir el compromiso que requiere asegurar la pertinencia de los conocimientos que se transfieren. Por otro lado, debemos aceptar la masividad como una condición valiosa, enseñar en la masividad contribuye a la construcción de un pueblo con más oportunidades.
En virtud de promover la equidad, creemos que la movilidad social ascendente está fuertemente enlazada a la incorporación de nuevos conocimientos. De este modo, el hecho de que se masifique y se generalice el acceso al conocimiento, en una sociedad en la que restan resolver grandes desigualdades, significa haber dado un gran paso que defenderemos con toda nuestra fuerza.
El concepto universal de gratuidad para la enseñanza formal en todos los niveles, significa igualar oportunidades, equiparar las condiciones de acceso, permanencia y egreso. Sin embargo, esto constituye sólo una parte, por otro lado, los estudiantes deben trasladarse, alimentarse, encontrar cómo complementar la educación que la universidad le ofrece y también es un desafío continuar avanzando en estos sentidos. La universidad de la plata es un ejemplo de esto, teniendo en su genética la prioridad de la inclusión a través del comedor, el transporte, el albergue, las becas y los cursos de articulación con el secundario que minimizan cualquier posibilidad de fracaso al ingresar a la universidad.
Asimismo, el esfuerzo público de sostener la gratuidad significa que el conjunto de la sociedad contribuye con sus impuestos a la educación pública en la argentina. De modo que aspiramos a que los que tuvimos el privilegio de transitar por el período universitario, tengamos incorporado un sentido de deuda con la comunidad al llevarnos una herramienta que pagó todo el pueblo argentino.
En síntesis, la gratuidad es parte de un modelo universitario que es una referencia para toda América latina, que contribuye a alcanzar una sociedad cada vez más homogénea, justa y equitativa. Un modelo de educación superior inclusivo y abierto para todos aquellos que intentan ingresar con la clara voluntad de estudiar en la universidad.