» Un inmenso agradecimiento a todos. Veo tantas caras amigas, tantas caras conocidas, tantos años transitados. Veo a los pibes con todo su entusiasmo, con toda su expectativa de que no los defraudemos, con toda esta apuesta que están haciendo a un proyecto de universidad pública, popular, gratuita, autónoma, cogobernada, inclusiva.
Nos queda, como siempre, mucho trabajo por hacer. Mucho es lo que hicimos, y mucho hay por hacer. Nunca se termina. Nos vamos a encargar de que nunca se termine. Siempre la universidad va a avanzar y va a ir por más. Nunca vamos a estar a la defensiva, ni en los peores ni en los mejores momentos. Vamos a ir siempre por la ofensiva, por buscar que más pibes ingresen a la universidad, que más estudiantes permanezcan, que cada vez tengamos más graduados.
Nos quedan por cumplir cosas de la agenda que construimos todos estos años. Y las cumpliremos. Me he comprometido con nuestros estudiantes a terminar con la demanda incumplida e insatisfecha del comedor turno noche, y a terminar el albergue universitario con todas sus plazas a disposición de los pibes que menos tienen. He asumido también la responsabilidad sobre temas que charlamos todo este tiempo y que creemos necesario concretar.
Pero, como ustedes bien plantearon en esta larga intervención, mucho hemos caminado. Estamos orgullosos de la universidad que tenemos, y estamos en condiciones de reafirmar las responsabilidades más fundamentales de nuestro gobierno universitario. Nuestra prioridad en política académica será que los chicos tengan todos los elementos para agilizar el tránsito de sus carreras y rendir materias. Y que puedan recibirse.
Hemos avanzado muchísimo: de 4 mil graduados hace 8 años atrás, a 7 mil graduados hoy. Vamos a llegar a los 10 mil. Juntos. Trabajando muchísimo. El concepto de inclusión lo repetimos hasta el cansancio. El concepto de inclusión que maneja este modelo está incompleto si solamente logra que muchos pibes ingresen a la universidad. El concepto se completa con que egresen, con que sean profesionales.
Este país, esta Patria, necesita profesionales para aspirar a ser soberana, a no depender, a no comprar afuera, a usar nuestros propios recursos. Por eso, en nuestras políticas de extensión, vamos a poner la prioridad en capacitar a aquellos que no vienen a la universidad a buscar un título, pero sí buscan una oportunidad, a partir de una nueva humanidad, de una nueva forma de acceder al trabajo que mejore su calidad de vida. Eso también forma parte del concepto de inclusión: una universidad para todos, para los que no tienen trabajo, para los que tienen un trabajo precario, para los que necesitan un mejor trabajo. También eso es la universidad pública. Y también eso es la Universidad de La Plata.
Vamos a defender nuestros recursos humanos formados. Esa va a ser nuestra prioridad en política de ciencia. Este es un momento en el que nuestros pibes —esos que estuvieron más de 20 años para doctorarse— se quedan sin la oportunidad de seguir investigando, formándose en sus carreras de investigadores, produciendo conocimientos. Y esta es una universidad que no lo puede permitir. Nos fundaron para ser la universidad que apuntalara el desarrollo nacional. Ese fue el concepto del siglo antepasado, y nosotros no podemos retroceder en un concepto fundante de la Universidad de La Plata.
Es un esfuerzo tremendo. Sabemos que no es soplar y hacer botella. Sabemos que tenemos que rediscutir las pautas de nuestro propio presupuesto. Además de ir por más presupuesto, además de gestionar y reclamar, tenemos que discutir con mucha madurez nuestros propios recursos para acentuar estas prioridades.
Tenemos que recuperar el vínculo con nuestros graduados. Esta es una región que tiene mas de 100 mil graduados nativos. La universidad no puede tener solamente la relación de la actualización del curso de posgrado. Los tenemos que ayudar en su producción, en su iniciativa. Tienen que poder usar la universidad. Les tiene que ser útil la universidad, su infraestructura, su política.
Nuestros equipamientos, nuestra infraestructura, se vuelve obsoleta antes de volverse vieja. Y esto es porque no la optimizamos con la enseñanza y la investigación. La tenemos que vincular al desarrollo y al progreso colectivo.
Tenemos muchas cosas para hacer, pero el proyecto es simple. Y lo que ustedes votaron hoy —y eso también me llena de estímulo y satisfacción— no es un candidato. Es un proyecto.
Por eso, pensamientos tan diversos, un arco tan heterogéneo de la universidad, 260 de 270 votos, han coincidido con este proyecto. Esto significa un nuevo debate en el Consejo Directivo, en el Consejo Superior, en toda la universidad. Nos lo debemos. Nos lo debemos a nosotros. Se lo debemos a nuestros hijos, a nuestros nietos, a nuestros vecinos, a los miembros de nuestra sociedad y nuestra comunidad. Se lo debemos a nuestros muertos.
Es un legado. Y tenemos que estar —y vamos a estar— a la altura de ese legado. Todos juntos. Gracias por el voto. ¡Felicidades para todos! «