
En un país que, en plena pandemia, encuentra mayores dificultades para atender las necesidades básicas de la población, concebimos a la universidad pública como un motor en la producción de respuestas a esas problemáticas.
No se trata solo de una institución científica y académica construyendo conocimiento en torno a las mismas, sino también desarrollando los elementos concretos que ayudarán a mejorar las condiciones de vida de los sectores más postergados.
Proyectamos una universidad productora de soluciones a las demandas insatisfechas de la comunidad, poniendo todos los recursos humanos, tecnológicos y materiales en la persecución de este fin. Porque creemos firmemente que allí donde existe un derecho esencial vulnerado, debe estar presente la universidad pública, inclusiva y de calidad.
En este punto, quiero poner de relieve tres ejes en los que estamos avanzando fuertemente: emergencia sanitaria, emergencia alimentaria y déficit habitacional.
Respecto al primero de ellos, concentramos nuestros mayores esfuerzos en contribuir al fortalecimiento del sistema de salud de nuestra provincia y de nuestra región frente a la pandemia. Más allá de innumerables acciones que pusimos en marcha para atender la coyuntura -gracias al impresionante compromiso y solidaridad de toda nuestra comunidad universitaria-, la UNLP trabaja en dos proyectos inéditos pensados para dar respuestas de largo plazo y alcance masivo.
Uno de ellos es el desarrollo de la vacuna Argenvac221 contra el COVID-19, realizada íntegramente por un equipo científico platense, que ya se encuentra en etapa pre-clínica y muestra resultados prometedores; y el otro es la creación de un Centro de investigación y producción pública de vacunas, que se ubicará en el polo científico del Bosque Este.
En ese sentido, nuestra meta es aportar intensivamente al diseño e implementación de políticas sanitarias que atiendan no solo la crisis actual, sino también muchas otras enfermedades que aquejan a nuestra comunidad.
En segundo lugar, buscamos de forma activa ofrecer soluciones inmediatas a la desnutrición y malnutrición, fundamentalmente en poblaciones infantiles. Si hay argentinos que en este momento están pasando hambre, la universidad tiene que producir alimentos. Tenemos el conocimiento, la infraestructura, la tecnología y los recursos humanos formados para abordar una demanda que es urgente y frente a la cual no podemos mirar hacia otro lado.
Por eso, ya está lista para funcionar la Planta de Alimentos para la Integración Social (PAIS) de la UNLP, que nos convertirá en la primera universidad del país en contar con una planta de procesamiento de vegetales deshidratados y un laboratorio de control de calidad de materias primas, insumo final y efluentes. Esta iniciativa modelo nos permitirá contribuir con la disminución de la inseguridad alimentaria mediante platos de comida sanos, nutritivos y sabrosos.
Por último, me voy a referir a la problemática del déficit habitacional. A través del programa Solución Habitacional de Emergencia (SHE), la UNLP diseña y elabora viviendas de madera, sustentables, de bajo costo y fácil instalación, que garantizan un techo digno, con sanitarios completos, cocina y provisión de agua caliente mediante energía solar.
Nuestro objetivo es que, ante una situación que requiere atención rápida, como puede ser una inundación, la necesidad de reubicación o un incendio, así como insuficiencias estructurales y problemas de hacinamiento, las familias tengan acceso a una vivienda segura para habitar. Estamos trabajando en diferentes convenios de articulación con organismos estatales para que el proyecto se pueda realizar a mayor escala.
Por supuesto que las áreas de acción son muchísimas y todas avanzan con esta misma idea: la universidad como productora de conocimientos para fortalecer el desarrollo del sistema científico nacional y soberano, pero también como aporte de soluciones específicas en una vinculación cercana, inmediata y urgente con toda la ciudadanía.